Su relación con el arte ha estado presente durante toda su vida gracias a su padre que escogió a la escultura como su profesión; decide desarrollar su formación artística en la Escuela de Arte La Esmeralda en la Ciudad de México donde Armando Romero estudió pintura, escultura y grabado. Unos años más tarde se dedica a enseñar estas mismas disciplinas en esta misma academia. Ha expuesto repetidamente en Estados Unidos, Suiza y México destacando siempre en su trabajo esta actitud anticonformista que lo caracteriza.

En sus obras Armando Romero aprendió a dominar el tiempo, utilizarlo a su disposición, siendo capaz de reproducir técnicamente una pieza clásica como inspiración y como cita, para después intervenirla y darle una connotación diferente a la que fue concebida para hablar sobre lo contemporáneo; sus creaciones encarnan el ejemplo maravilloso de nuestra época, una actualidad saturada de imágenes, íconos, colores, formas, texturas, que se yuxtaponen en la mente del público, consumimos arte a través de imágenes que interpretamos de una manera personal para armar nuestro propio rompecabezas visual.